Los parlamentarios y dirigentes estudiantiles firmaron una carta titulada “Becas no es gratuidad”, en la que aseguraron que “el financiamiento por estudiante (voucher o beca) no busca mantener colegios, institutos y universidades, sino que es un bono. Ni tampoco busca desarrollar proyectos educativos, ni producir innovación ni nuevo conocimiento, porque si se va un estudiante no alcanza el financiamiento. Llama a que, en vez de haber colaboración entre instituciones, haya una lucha por quién capta más estudiantes. Es un bono que permite aliviar el bolsillo de las familias, a costa de ofrecerles una mala educación”.
El hecho de que la ministra de Educación, Adriana Delpiano, declarara como una “opción” la propuesta de la Democracia Cristiana, de implementar la gratuidad para el 2016 por medio de becas, causó un verdadero revuelo entre los distintos actores de la educación.
A pesar de que hoy la ministra aseguró que sus palabras no fueron “bien entendidas” y que la subsecretaria de Esducación, Valentina Quiroga aseguró que la gratuidad no se implementará bajo la lógica del voucher o becas, sino que como la presidenta Michelle Bachelet lo indicó en su discurso del 21 de mayo, la duda por los constantes cambios a la propuesta que saldría desde el Ejecutivo van en aumento.
Es ante dicha propuesta que miembros de la denominada bancada estudiantil, Giorgio Jacksón (RD), Camila Vallejo (PC) y Gabriel Boric (IA), escribieron un comunicado titulado “Becas no es gratuidad”, junto a los dirigentes Nicolás Fernández, presidente FEDEP UDP, Ricardo Paredes, vocero de la CONES, Valentina Saavedra, presidenta FECH, Vicente Valle, Secretario de Comunicaciones FECH y Tomás Vergara, Coordinador Nacional CONES.
El texto señala que: “Un nuevo cambio en los anuncios de educación relativiza una promesa clara: que los estudiantes “accedan a la gratuidad completa y efectiva, sin beca ni crédito”. Una de las demandas fundamentales del movimiento social por la educación es que la Educación sea asegurada como Derecho Social universal asegurando la gratuidad completa y efectiva, sin beca ni crédito En cambio, bajo la excusa de “ofrecer propuestas”, se vuelve a introducir la idea de que la educación (escolar y superior) es un bien individual que se debe financiar individualmente.
El financiamiento por estudiante (voucher o beca) no busca mantener colegios, institutos y universidades, sino que es un bono. Ni tampoco busca desarrollar proyectos educativos, ni producir innovación ni nuevo conocimiento, porque si se va un estudiante no alcanza el financiamiento. Llama a que, en vez de haber colaboración entre instituciones, haya una lucha por quién capta más estudiantes. Es un bono que permite aliviar el bolsillo de las familias, a costa de ofrecerles una mala educación.
Gratuidad es asegurar que todas las instituciones que el Estado financia son alternativas elegibles para todos los estudiantes, sin importar su nivel de ingresos presente o futuro.
Ofrecer becas y vouchers es lo que se ha hecho desde los ‘90 y es lo que ha llevado a la crisis estructural que todos los chilenos identificamos. Lo que los conservadores quieren justificar como que “no es necesario inventar la rueda” y que “más vale un mecanismo conocido”, pero precisamente porque lo conocemos, sabemos que es injusto y perjudicial para la educación.
Lamentablemente esta historia no es nueva. El año pasado la discusión se centró en un proyecto que, con todas sus buenas intenciones, era una inyección de recursos públicos nunca antes vista, vía subsidio a la demanda (vouchers), a las instituciones privadas. Esto se hizo bajo el compromiso de que esto cambiaría en otros proyectos, en especial el de educación pública. Hoy todavía estamos en la incertidumbre. Luego se anunció que la Ley de Presupuesto sí entregaría recursos a la educación pública de nivel superior. Al final parece que no será más que una gimnasia presupuestaria, asignando los recursos ya existentes con mecanismos distintos. Anunciar una cosa y luego hacer otra, es una mala forma de sacar adelante la reforma, y no beneficia ni al gobierno ni a la sociedad.
El modelo de voucher y becas ha mostrado ser fallido. Financiar el actual sistema superior y escolar sin reformarlo, es decir, sin construir una nueva educación pública como pilar educativo y edificar un nuevo marco regulatorio, es entregar millones de pesos -de todos los chilenos- a un sistema injusto e ineficaz, en el que se lucra ilegalmente y no se provee educación de calidad la mayoría de las veces.
Las organizaciones políticas, estudiantiles, de profesores e institucionales que hemos empujado tener una educación al servicio de Chile más que nunca debemos buscar la manera de poner rumbo claro a la reforma educacional con el apoyo de la sociedad, para lo cual llamamos a participar de la marcha que se convoca por la educación pública para el próximo 6 de octubre. Recordar el horizonte nos ayuda a mantener el norte que hace cuatro años dibujamos: educación pública, gratuidad y de calidad”, finaliza el texto.
Fuente: El Mostrador
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