El peso de los pensamientos en las consecuencias sobre nuestro cuerpo, nuestras decisiones y nuestros sentimientos, parece adquirir cada vez más valor. ¿Y si cambiamos el chip para sonreír más?
Aunque la Programación Neuro Lingüística ha sido tendencia en los últimos años, es un área con muchos años de historia y de estudio. Los pensamientos negativos son inevitables, pero no la manera como los gestionamos. El miedo, la derrota, el dolor pueden ser sentimientos que nos permitan renacer o ser eternamente víctimas.
Según Preston Ni, profesor y entrenador de comunicación interpersonal efectiva, “múltiples estudios han revelado cómo actitudes negativas crónicas pueden afectar la salud, la felicidad y el bienestar”. Ni presentó su libro “How to Let Go of Negative Thoughts and Emotions”, donde había un listado de pensamientos negativos comunes que hacen a la gente infeliz y que publicó en la revista Psychology Today.
Nosotros te presentamos ocho de ellos.
1. Lenguaje autodestructivo:
El lenguaje autodestructivo son mensajes que nos enviamos a nosotros mismos y que reducen nuestra confianza, disminuyen nuestro rendimiento y nuestro potencial, y en última instancia sabotean nuestro éxito. Este tipo de mensajes contraproducente incluyen frases como:
– “No puedo …”
– “No soy lo suficientemente bueno…”
– “Yo no estoy seguro …”
– “Yo no tengo lo que se necesita …”
– “Voy a dejar …”
Para Ni la cuestión es obvia. Si nadie quisiera que otra persona le dijera que es malo o que no alcanzará el éxito en alguna cosa que emprende, ¿por qué deberíamos decírnoslos a nosotros mismos? Eso solo lleva a “convertirnos en nuestro principal detractor y enemigo”. Una cosa es ser autocrítico y otra desalentarse antes de que todo empiece.
2. Piensa mal, ¿y acertarás?:
Una forma predominante de pensamiento negativo es hacer un balance de una situación o una interacción, y presumir siempre el lado negativo. “Mirar el vaso medio vacío”, como se dice popularmente, es algo lamentablemente habitual y automático.
Un trancón, ir al banco, una tarde de lluvia o una pelea con el jefe, por supuesto no tiene nada de positivo. Pero lo que dice Ni va más allá de ver el hecho, más bien apunta a la capacidad de relacionarse y de enfrentar esas circunstancias. “Esa elección puede hacerte más fuerte o más débil, más feliz o más sombrío, con poder o como víctima”, dice Ni.
Si está en un trancón, pruebe escuchando música relajante, ir al banco en la posibilidad de caminar un rato y alejarse del trabajo, etc. “Todo está en la forma que elija para relacionarse con el momento”, dice Ni.
3. La comparación con los otros:
Las comparaciones son odiosas, y más si lo que hacemos es confrontarnos negativamente frente a las características de otros. La vida entera podrías pasar diciendo que otras personas son más atractivos, ganan más dinero o tienen más amigos que tú.
Querer más de lo que se tiene es una característica común de los seres humanos. Pero la “anormalidad” es que eso se convierte en celos, sentido de inferioridad o una inadecuada interpretación de tus logros.
“Las investigaciones indican que las comparaciones sociales negativas habituales pueden hacer que una persona experimente un mayor estrés, ansiedad, depresión, y toma de decisiones contraproducentes”, dice Ni.
Foto: Ingimage
4. Volver al pasado:
Aprender del pasado, pero no estar atrapado en él. Esa es la consigna de Ni. Los reveses personales pueden perseguirnos e impedirnos ver nuestro verdadero potencial.
Puede ser que no tengamos influencia del pasado, pero sí del futuro. Hay que proyectarse con positivismo. Goethe nos recuerda: “Nada vale más que el día de hoy. No insistiré en el pasado. Tomaré mejores decisiones hoy y seguir adelante.
5. El poder que le damos a las personas:
El poder sobre nuestro trabajo, sobre nuestros sentimientos, sobre cómo nos comportamos. Las personas que pasan por nuestras vidas pueden marcar parte de ellas, pero no pueden determinar toda nuestra historia. Creer en el poder de alguien es convertirnos inmediatamente en víctimas.
Una persona tendrá el poder que tú le des. Los círculos viciosos se rompen cuando se deja de lado el sentimiento negativo que una persona ejerce sobre ti.
6. El deseo de culparse:
“Algunas personas culpan a sus familia disfuncional, sus relaciones negativas, sus desventajas socioeconómicas, sus problemas de salud, u otras dificultades de la vida como la razón de su infelicidad y falta de éxito”, dice Ni.
Es obvio que las dificultades pueden intervenir en nuestra búsqueda de felicidad, pero jamás la determinan. Ni insiste en que es la manera cómo se abordan estos problemas las que hacen que seas infeliz o no.
Culpar a otros perpetúa el resentimiento y la amargura, nos quita el trabajo de cambia y deja nuestra felicidad a merced de otros. La transformación siempre vendrá desde adentro.
7. Perdonarse a sí mismo:
Todos nosotros cometemos errores en la vida. Cuando miras tus actos pasados, tal vez hubo decisiones y acciones de las que te arrepientes. Puede que haya habido errores desafortunados Pero lo más importante es ser compasivo contigo mismo, sabiendo que ahora que eres más consciente, y que tienes la oportunidad de no repetir los errores del pasado.
La diferencia en nuestra historia se hace cuando somos capaces de transformar nuestro futuro con base en lo que hemos vivido.
8. El miedo al fracaso:
El peso del éxito es una de las mayores cargas que tenemos como seres humanos. Está bien tener herramientas para alcanzar metas, pero muchas veces los objetivos no se realizan por circunstancias que no podemos manejar.
Se debe tener una herramienta de motivación efectiva. “Caer y volver a levantarse es un refrán pertinente siempre”, dice Ni. ¿Por qué dejarlo de intentar?
Fuente: Fucsia
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