¿Qué escondía el ícono de la pobreza en los 90? El cuestionable legado de una mujer santa ante la Iglesia Católica es lo que expuso esta publicación de Christopher Hitchens en Slate.Lo que sorprende más de la beatificación de la mujer que se autodenominó “Madre” Teresa, es la rendición por parte de la Iglesiahacia la farándula, la superstición y el populismo.
Solía ser tradición que, para ser beato – es decir, el primer paso a la santificación – debían pasar cinco años tras la muerte del personaje. Ello, para así evitar el entusiasmo popular y para no erigir figuras dudosas. El Papa Juan Pablo II nominó a la Madre Teresa en 1997, un año después de su muerte.
Otro aspecto que se daba antes era que existía un “abogado del diablo” dentro del comité que decidía, que intentaba echar por la borda las opciones de los candidatos a santos. El Papa eliminó esta instancia y ha creado más santos que todos sus antecesores juntos hasta, al menos, el Siglo XVI.
En cuanto al “milagro” que se debe acreditar para lograr la santidad, una mujer de Bengala, llamada Monica Besra, aseguró que un rayo de luz apareció de una foto que tenía de la Madre Teresa, consiguiendo que el tumor que tenía desapareciera. Su doctor, Ranjan Mustafi, explicó que nunca había tenido el tumor en cuestión, sino un quiste tubercular, que desapareció por las medicinas que éste le prescribió. ¿Alguien en el Vaticano lo entrevistó? No.
Según un artículo del periódico italiano L’Eco di Bergamo, el Secretario del Estado Vaticano envió una carta a los cardenales en junio, donde consultó si estaban de acuerdo en el círculo del Papa en canonizar a Teresa de Calcuta de inmediato. La intención de la máxima autoridad del catolicismo era, en efecto, acelerar el proceso para poder hacer la ceremonia mientras seguía vivo.
Bajo el mandato del Papa Juan XXIII, en los consejos del segundo Vaticano, se estaba en contra de cualquier tipo de reformas. Lo que se necesitaba era más trabajo y más fe, no una revisión doctrinaria. Su posición era muy reaccionaria y fundamentalista, incluso para los estándares de la religión.
Los feligreses se unieron, por supuesto, a la lucha contra el aborto, pero no se les exige pensar que éste es “el mayor destructor de la paz” como lo sostuvo la Madre Teresa en su discurso de agradecimiento en la entrega del Premio Nobel de la Paz.
Además, este personaje célebre argumentó en 1996 que los fieles deberían abogar por prohibir el divorcio y la posibilidad de volver a casarse. Más tarde, en el diario Ladies Home, declaró que estaba feliz tras la separación de su amiga Diana de Gales porque “era claro que no había vivido un matrimonio feliz”.
Esto nos retrotrae a los tiempos de la corrupción medieval de la iglesia, que vendía indulgencias a los ricos mientras les enseñaba a los pobres a ser modestos. La Madre Teresa no era amiga de los pobres: era amiga de la pobreza. Declaró, además, que el sufrimiento es un regalo de dios.
La religiosa dedicó su vida a oponerse a las únicas formas de remediar este estado, como el empoderamiento de las mujeres y su posterior emancipación del rol reproductivo. Por si esto fuera poco, era muy amiga de los ricos, y se llevaba dinero de la familia del dictador Duvalier de Haití por decir que su régimen era beneficioso.Además recibía recursos de parte de Charles Keating del Lincoln Savings and Loan, condenado por malversación de fondos.
¿Adónde fue todo ese dinero? El primitivo albergue en Calcuta siempre funcionó del mismo modo, y ella prefería las clínicas de California (donde fue atendida hasta su muerte), y su orden religiosa siempre se negó a publicar informes de auditoría. Sin embargo, ella misma declaró que había inaugurado 500 conventos en más de cien países, todos el nombre de su orden.
El mundo acaudalado tiene una conciencia pobre, y a muchos les gustaba aliviar la culpa entregándole dinero a una mujer que parecía activista por los “más pobres entre los pobres”. Por supuesto, a nadie le gusta admitir que fue engañado, por lo que se mantuvo el interés por preservar la memoria de la Madre como mito, y los medios, en su pereza, tampoco hicieron más preguntas.
Numerosos voluntarios que fueron a Calcuta volvieron desilusionados con la ideología del amor a la pobreza de los “Misioneros de la Caridad”, pero no había nadie que quisiera escuchar su testimonio. El consejo que daba George Orwell en su ensayo sobre Gandhi – todos los santos son culpables hasta que se pruebe lo contrario – se ahogó en un Niágara de propaganda católica.
Muchas personas seguirán pobres y enfermas por seguir el ejemplo de la Madre Teresa, una fanática fundamentalista y un fraude. Con una iglesia que protege de forma oficial a aquellos que violaron a los inocentes, es claro el lugar que tienen en cuanto a su moral y ética.
Fuente: El Dínamo