Pese a las críticas, Ricardo Ezzati encabezó la ceremonia del Te Deum Ecuménico. Algunos manifestantes protestaron en contra del Arzobispo, mientras en el interior, la ausencia de líderes políticos de la Nueva Mayoría marcó el encuentro.
En conmemoración de los 205 años de la instalación de la Primera Junta Nacional de Gobierno, como es tradicional, se inició el Te Deum Ecuménico en la catedral de la iglesia católica de Santiago.
En un primer símbolo de homenaje a las víctimas del terremoto que este miércoles azotó a la zona centro-norte del país, doce campanadas sonaron para dar inicio a la ceremonia.
Con presencia de la Mandataria, Michelle Bachelet, y de sus ministros de Estado, el arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati, encabezó la ceremonia pese a las voces críticas que pedían se restara de la republicana ceremonia.
El intercambio epistolar entre el también presidente de la Conferencia Episcopal de Santiago y el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, generó transversales cuestionamientos al comportamiento de los dos representantes de la Iglesia. El principal problema, la forma en la que los sacerdotes apuntaban a bloquear el nombramiento del jesuita Felipe Berríos como Capellán de La Moneda y, también, la participación de Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de Fernando Karadima, en la Comisión que el Papa Francisco creó para investigar los abusos sexuales de la institución a nivel mundial.
Por eso, desde el mundo civil y político pidieron que Ezzati diera un paso al costado de la ceremonia. Incluso, mencionaron que la única posibilidad era que renunciara a su cargo para evitar seguir dañando a la Iglesia católica.
Nada de eso ocurrió. El Arzobispo dirigió la ceremonia y su decisión hizo que representantes de mundo político se restaran de la cita. Por ejemplo, ningún presidente de la Nueva Mayoría acudió a la catedral.
Sí estaban presentes algunos representantes del oficialismo como los DC Ignacio y Patricio Walker, además del PPD Marco Antonio Núñez (presidente de la Cámara de Diputados) y el socialista Juan Luis Castro. También asistieron los máximos representantes del Poder Judicial, Ministerio Público y Fuerzas Armadas y de orden.
Mientras en el interior, la ceremonia se realizó en tranquilidad. En los alrededores de la Plaza de Armas, grupos de manifestantes llegaron para increpar a Ricardo Ezzati. Uno de ellos, el presidente del Movilh, Rolando Alarcón, quien dijo que su rechazo era al comportamiento del sacerdote “vinculado con varios episodios de complicidad en abusos y encubrimiento, por ejemplo, el de Fernando Karadima”, por lo que se encontraría inhabilitado moralmente de ejercer su rol. Además, cuestionó la injerencia que siguen teniendo las iglesias en la definición de las leyes civiles.
Sobre la participación en el debate legislativo que alcanzan las iglesias de mayor representación en el país, opinó Claudio Sánchez, miembro del movimiento ateo de Batuco y el presidente de la Sociedad Atea Anuar Rabi, para quien es necesario recordar que Chile es un Estado Laico.
Además, un grupo de manifestantes se agolpó a las afueras del templo. En sus carteles, se podían leeer las críticas las Obispo Barros de Osorno, a quien acusan de encubrir a Fernando Karadima y no defender los dictámenes del Papa Francisco para la Iglesia.
Mensaje del Arzobispo: “Me he sentido expuesto a una crítica descalificadora”
De corrupción, enemistades y memoria habló Ricardo Ezzati. Al inicio de su mensaje, el Arzobispo se refirió al “actual estado por el que atraviesa el país”, en el que “un clima agresivo y violento” forma parte de los “tiempos difíciles” en los que vivimos.
“Yo mismo me he sentido expuesto a la crítica descalificadora (…) y me valgo de la oportunidad para pedir perdón a quienes se hayan sentido ofendidos”, dijo haciendo referencia indirecta al intercambio de correos electrónicos en los que se vio envuelto.
El sacerdote también tuvo tiempo para dedicar palabras al Chile actual y aseguró que gran parte de los problemas del país es el culto al individualismo en el que nos hemos sumido.
Tres desafíos fueron planetados en la homilía del cuestionado Arzobispo:
- Cuidar la creación y la vida. “Dios no ha delegado en nadie el control o el señorío sobre la vida”, dijo haciendo alusión a las dictaduras, pero también a la legislación del aborto que por estos días se tramita en el Congreso
- Crecer en humanidad. “Una de las tragedias más grandes es que nos hemos deshumanizado”, dijo Ezzati en su segundo desafío planteado para el país.
- Recuperar la confianza: “Algo ha acontecido entre nosotros que, a todo nivel, nos hemos vuelto desconfiados. Nos han llevado a considerar al prójimo como un lobo y no como un hermano. Esto también en las relaciones personales, donde cada uno busca el éxito valiéndose del otro”. “Es hora de recuperar la dignidad de la política”, dijo entregándole un mensaje al poder ejecutivo presente en la Catedral.
El mensaje del representante católico se extendió por treinta minutos. En él, se dio tiempo para “reflexionar” sobre la situación nacional. Incluyendo mensajes políticos y valóricos en su ya acostumbrado estilo.
Pasadas las 12:30 del mediodía concluyó la ceremonia. En las afueras de la catedral, la Presidenta dijo que las “distintas palabras expresadas hablan que somos una Patria cuando avanzamos juntos, en solidaridad y en esperanza”. Michelle Bachelet dijo que es el “diálogo y no el enfrentamiento” lo que llevará al país por ese camino.
“Tenemos desafíos importantes por delante, pero el mensaje es que juntos podemos enfrentarlos”, dijo antes de retornar a La Moneda, donde se reunirá con su comité de ministros.
Misma línea de declaraciones siguió el Presidente del Senado. Patricio Walker valoró el “perdón” pedido por Ezzati. Marco Antonio Núñez compartió su opinión
Fuente: DiarioUchile
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