Con el pasar de los años la sociedad y las personas se han ido abriendo a las posibilidades que trae la tecnología y los avances en la comunicación, esto también ha conllevado a que sea más fácil conocer otra gente y abrir el abanico de posibilidades a la hora de conseguir pareja, el problema es que en muchos casos no se usa para buscar pareja sino para buscar mozo(a).
Con el tema de Ashley Madison, el portal de infieles que hackeraon y publicaron la lista de todas las personas que habían hecho uso del mismo se abrió una gran ventana que jamás debió abrirse, porque la información privada es eso, privada, nadie tiene por qué venir a publicar algo que uno alguna vez le puso candado o contraseña, eso no se hace.
La violación a la intimidad de estas personas y sus posteriores problemas de divorcios y relaciones rotas fue sin duda alguna un crimen. Aunque muchos vendrán a decir que bien merecido lo tenían por andar de culiprontos jugándosela a su pareja, realmente nadie merece eso y mucho menos cuando esta información se filtra de una manera ilegal como lo fue.
Pero bueno, ahora sí al tema que nos compete en este caso, las infidelidades. No nos hagamos los de la vista gorda, esto es pan de cada día en las relaciones de pareja, uno buscando información de lo que hace y deja de hacer el otro y del mismo modo en sentido contrario.
Lo sé, puede ser que el caso parezca de unos celos compulsivos pero no se puede negar que uno tiene que mantener con sus sentidos bien puestos a la hora de defender lo de uno, aunque muchas veces “lo de uno” sea lo que ande buscando otros horizontes.
Hay muchos casos en los que la infidelidad acaba con una relación ¿pero realmente vale la pena terminar lo que se ha construido solo por una noche de lujuria? Pues, todo depende.
Aclaremos, a mi parecer hay dos tipos de infidelidades, un tipo es aquella infidelidad de un desliz de momento y ahí queda la cosa, no pasa de una revolcada y ya, el otro tipo de infidelidad ocurre cuando una persona lleva una relación paralela y por así decirlo a escondidas de su pareja oficial.
Comencemos por la infidelidad de un desliz, esta se da regularmente cuando hay tragos de por medio o una calentura intensa que aparece de un momento a otro, pero es algo que pasa una vez y ya, no se repite, claro que es una cagadota pero pues fue cuestión de un rato y ahí quedó.
Puede ser que hayan personas que andan de desliz en desliz y saltando de cama en cama, de eso no cabe la menor duda porque el culiprontismo es una cuestión que muchas veces está en el ADN de quienes padecen este tipo de desorden.
Ahora, hay otro tipo de infidelidad que es un tanto o mucho más grave que la anterior, aquella en la que ya no se trata solo de culiprontismo de un rato sino que se convierte en la sucursal, porque no les es suficiente con tener pareja sino que también necesitan la querida o el querido que también los atienda.
Este tipo de relaciones perduran en el tiempo y son paralelas a una relación oficial, aquí lo realmente jodido es que hay sentimientos de por medio de lado y lado, y eso es lo que tal vez duele más en cuestiones de infidelidad.
Ahora sí comencemos a resolver el caso, cuando una infidelidad sobrepasa una simple relación sexual para convertirse en un constante revolcón eso sí no tiene perdón pero de nada, nadie merece un punto tal de humillación. Si tanto quiere andar con el otro personaje entonces que se abran, uno no está para andar mendigando migajas ni compartiendo lo que por derecho es de uno.
Ahora, sí es triste ver cómo muchas parejas terminan o se divorcian por un simple revolcón, yo sé que a uno le duele el alma cuando se da cuenta de lo que pasó, pero en esos momentos hay que preguntarse si realmente vale la pena echar tanto tiempo y sacrificios a la basura por un simple desliz.
También hay que aceptar que hacemos parte de una sociedad demasiado conservadora, en la que nos enseñaron que jamás se perdonan este tipo de cosas, aunque también a veces nos hacemos los de la vista gorda ante las mismas; son dos graves errores, uno porque toda persona merece ser escuchada y perdonada, y dos porque hacerse el de la vista gorda con los problemas no los soluciona, es un hecho.
Enfrentarse a una infidelidad no es fácil, sobre todo porque uno siente que pierde toda la fe en esa persona, porque se viene al piso toda la confianza, pero hay que saber escuchar y sobre todo saber evaluar los hechos, tantear qué tan grave es la situación.
Si después de hacer un balance uno ve que con el tiempo puede perdonar a esa persona entonces no hay razón para acabar con una relación en la que se ha trabajado, ahora, si uno ve que es imposible sobreponerse a los hechos para seguir adelante entonces es mejor cortar de raíz, porque es mejor no darle largas a un problema que se va a convertir en un tema de discusión reiterativo.
Ahora, si usted lleva saliendo solo un par de meses con un personaje y ya le está montando cachos entonces mejor apague y vámonos, porque uno entiende que luego de varios años la relación se comienza a enfriar y puedan pasar vainas, de ahí a que las perdone o no es otro cuento, pero si desde el principio ya andan culipronteando entonces es mejor échele tierrita a eso.
Fuente: Fucsia
Publicidad