La prostitución en Chile no es un delito, mientras sea practicada por adultos. Pero, al no existir un barrio dedicado al oficio más antiguo del mundo, algunos sectores se han visto aproblemados por el comercio sexual en la vía pública, que en condiciones precarias, pone en riesgo a los vecinos y a los y las trabajadores del rubro.
Recientemente, según informa La Tercera, el concejal Felipe Alessandri (RN), alertó al ministro del Interior, Jorge Burgos, sobre la situación en el barrio de San Antonio, en el centro de la capital, donde la prostitución ha crecido en el último tiempo. En la ocasión, el RN aprovechó para decirle a Burgos que se considere la creación de un barrio rojo, donde se concentre el comercio sexual de la ciudad, para no seguir afectando a determinados sectores.
“Es un tema de cambiar las costumbres, porque el comercio sexual seguirá existiendo. Tal como se han generado polos empresariales también se podría crear uno dedicado al comercio sexual que sea rentable para quien lo ejerce, y que a la vez permita a los vecinos vivir en paz”, dijo Alessandri.
La idea hizo eco en el Intendente de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, quien manifestó que “llegó el momento de analizarla en serio (la idea del barrio rojo), la sociedad chilena está lo suficientemente madura para ello y hay que debatirlo. La prostitución existe y no es delito mientras sea ejercida por adultos. Creo que el no enfrentar el problema genera más problemas”, señaló.
Sin embargo, hay voces que no están de acuerdo, sobre todo, por la posible respuesta de los vecinos ante una propuesta de este tipo. Para el concejal del PS Ismael Calderón, la idea “es mas bien demagógica porque habría que preguntarle a los vecinos y nadie va querer un barrio rojo cerca. El camino apunta a reducir la prostitución, porque eliminarla es imposible, con cámaras de seguridad y el recambio de luminarias que ya se está haciendo, y con el trabajo con las mesas vecinales”.
Otros barrios, en todo caso, han visto mejorada su situación respecto al comercio sexual callejero, al prohibirlo en la vía pública, pasando multas a los usuarios que infrinjan la ordenanza, como en el caso de Las Condes, que ha reducido considerablemente las cifras de prostitución en el barrio El Golf.
Actualmente, uno de los problemas con el comercio sexual en la vía pública es que no existen patentes para locales de este rubro, por lo que las y los trabajadores buscan clientes en la calle y ocupan departamentos para consumar el acto o se realiza de forma encubierta en cafés con piernas o similares.
Fuente: The Clinic
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